Guatemala, 20 de octubre de 2024.- El presidente Bernardo Arévalo, al pronunciar un sentido discurso por la conmemoración del 80 aniversario de la Revolución de Octubre, reafirmó el compromiso con las grandes transformaciones que se impulsan de acuerdo con ese movimiento social de trascendencia y que guían al gobierno.
“Ese es el mayor legado de la generación del 44”, es decir, “la lucha por la democracia, la lucha por la justicia social y el compromiso con la ética como fundamento de la función pública. Los tres grandes legados de la Revolución de Octubre”, enfatizó.
Dijo que el gobierno trabaja por “una democracia republicana, anclada en el respeto a los derechos humanos, en la vigencia del Estado de derecho, en la separación de poderes y en el sufragio efectivo”.
“El fin último de la democracia” –puntualizó-, “es el bienestar y desarrollo de todos y que el sentido profundo del Estado democrático es el bien común, el buen vivir, la justicia social”.
En el mensaje a los guatemaltecos, recalcó que su administración pugna por “una justicia social entendida de forma concreta y no teórica”, la cual “no es nada más que nuestro derecho a vivir con dignidad, con equidad y sin exclusiones”.
“Una justicia social que reconoce la deuda histórica con las poblaciones indígenas marginadas del desarrollo y víctimas de procesos históricos de racismo y exclusión, con los millones de familias guatemaltecas en todo el territorio nacional, que continúan viviendo en condiciones de pobreza y abandono”, indicó.
Dijo que el propósito es acceder a “una justicia social que le impone a las instituciones del Estado la responsabilidad de trabajar para que cada una de las familias” gocen “de derechos como la salud, la educación, un ambiente sano” y que “puedan vivir con la tranquilidad de que habrá una remuneración digna y justa al trabajo”.
Ante sindicalistas, académicos, universitarios, campesinos, entre otros ciudadanos que acudieron a la Plaza de la Constitución a escuchar su mensaje, abundó en que se trabaja por “una justicia social que demuestra que el reto central de las instituciones no es simplemente existir, sino actuar”.
“Por eso, repetimos como entonces: que no hay democracia sin justicia social, ni justicia social sin democracia. Una justifica a la otra y ambas se refuerzan de manera conjunta”, por lo que “necesitamos recuperar ese tercer gran legado de la generación de 1944. La ética como fundamento de la función pública”, destacó.
Funcionarios obligados a los más altos estándares de transparencia y ética
Consideró que “de nada sirve una Constitución democrática, con instituciones profesionales y modernas, si no tenemos funcionarios que entiendan que el servicio público, por elección o nombramiento, obliga a los más altos estándares de transparencia y ética”.
“De nada nos sirven las instituciones si no podemos reconstruirlas para que regresen a su sentido profundo: el servicio público, el servicio al público, el servicio al pueblo”.
Reiteró que de poco servirían la democracia y las aspiraciones de justicia social “si continuamos tolerando la corrupción e incompetencia en la función pública, sin una ética que fundamente la transparencia y eficacia de las instituciones del Estado”.
El presidente Arévalo insistió en que “la Revolución de Octubre es una Revolución Viva porque sus tres grandes legados mantienen plena vigencia y siguen marcando el norte de nuestra marcha como sociedad hacia el futuro”.
“Estamos comprometidos con la democracia republicana y representativa para lograr que nuestras instituciones democráticas dejen de ser sólo de fachada y así garantizar de manera efectiva el ejercicio del poder por, para y con el pueblo”.
Ratificó el compromiso de su gobierno con la justicia social “para lograr que rompamos con las condiciones de pobreza y abandono que todavía viven las grandes mayorías de nuestro país y avancemos hacia un desarrollo incluyente, armónico y equitativo”.
“Estamos comprometidos con la ética de la función pública para restablecer el sentido de servicio de las instituciones y los funcionarios y su compromiso con la transparencia y la eficacia, reconstruyendo instituciones deterioradas y dañadas por décadas de corrupción e incompetencia”.
Afirmó que el gobierno “está consciente del reto histórico” que ha asumido y que continuará “la construcción del Estado guatemalteco democrático e incluyente, con la brújula de esos tres grandes legados de la Revolución”
Los guatemaltecos estamos ante “un reto considerable”, como es enfrentar el problema que representa el hecho de que “una parte del aparato del Estado continúa penetrado por las redes de la corrupción y la impunidad construidas por décadas”.
“Los frutos de la Revolución fueron muchos y transformaron la vida del pueblo de Guatemala”, dijo el presidente Arévalo, quien recalcó que el 20 de octubre de 1944 los guatemaltecos vivieron “una gesta”, cuyo objetivo, entre otros, fue “construir” una nación “libre, justa y digna”.
La Revolución de Octubre “estableció los cimientos sobre los que se comenzó a construir una República moderna, democrática, justa e incluyente, en donde el bien común es el principio organizador y objetivo fundamental. Y en ese esfuerzo de construcción todavía estamos inmersos”, apuntó.
Se refirió también al movimiento ciudadano que se manifestó en las calles el año pasado en defensa del voto. La “gesta cívica de 2023 mantiene ecos con aquella de 1944 porque al final operan sobre los mismos principios y buscan los mismos objetivos: democracia, justicia, bienestar y dignidad”.